Para Mi Papá
El
sexo me da
risa
Sergio
Gustavo Andrade Sánchez
Los dos tipos de
personas que visitaban al Doctor Mario Bernal Salinas en su consultorio
particular eran:
Pacientes y
Representantes Médicos
A los
“Maleteros” (Como le gustaba decirles) los recibía en horarios específicos y la
visita de éstos por lo general duraban poco tiempo, el cual casi nunca pasaba
de cinco minutos.
Su principal
función consistía en decir las “bondades” de los medicamentos que llevaban en
su maletín y que eran elaborados por los laboratorios que representaban.
Invitándolo para que se los recetara a sus pacientes: También le dejaban
muestras de ellos.
Además de
medicinas, le dejaban folletos (Que irremediablemente rompía) y toda clase de
regalos o “recuerditos”, en lo que incluían paletas de sabores con la
publicidad de algún producto.
Uno de los
laboratorios más activos en este aspecto era “Pfizer” sobre todo promocionando
“Viagra” que para más de uno era una especie de elemento mágico; para recuperar
la potencia sexual.
Aunque la mayoría de los pacientes del
Dr. Bernal eran adolescentes o adultos; de vez en cuando recibía niños desde
recién nacidos hasta menores de 11 años.
A pesar de que
los infantes ya pueden hablar y entendían las preguntas que hace el médico; la
información para dar un diagnóstico acertado la termina diciendo la mamá.
A través de
ella, el facultativo se entera de los padecimientos que aquejan a su “Pacientito”;
de esta manera sabrá cuál es el mejor medicamento para curarlo.
Un día de tantos
llegó a consulta la señora Rosa Hernández de Pérez, con su hijo: Juanito Pérez
Hernández de cinco años para que el Doctor Bernal, lo revisara.
Realizó las preguntas
de costumbre:
Nombre, edad, domicilio y teléfono
para después
concentrarse en los síntomas.
Le hizo una
serie de cuestionamientos al niño que respondió Rosa. Más tarde lo pesó,
oscultó y pasaron 15 minutos; para indicarle a la mamá como debería tomar la
medicina y los cuidados para que no recayera.
Antes de
despedirse; el médico le ofreció paletas a Juanito. La Señora Rosa Hernández de
Pérez; sin dar crédito y al ver que su hijo se metía una a la boca, con una
combinación entre pena y asombro le preguntó al:
Doctor Mario
Bernal Salinas:
“¿Doctor no le
hará daño?”
Las paletas tenían una envoltura que decía
“Viagra”.
Sala
de mi casa
22:00
– 23:00 p.m.
11/IV/2015
1 comentario:
jaajjajajajajajajajjaja qué mamá tan cochambrosa, jajajajajajaj dice mi mamá: "El que en pan piensa" jajajajajaj muy buen cuento!
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