Para
José “El Perro” Estrada
Que
e uno de los mejores directores de la historia del Cine Mexicano
Me encanta Ernesto porque siempre se ve bien “piocha”
Oído en una prepa de Tepito
En estos tiempos de “Úsese y tírese” en que no hay tiempo de pensar; sino sólo de actuar y la rapidez e inmediates de las cosas es lo que le importa e interesa a todos:
La apariencia de las personas es lo que
más cuenta
No importa sus
estudios, cultura ni conocimientos; los demás van a valorar a uno; dependiendo
de su aspecto físico y de si creen que está bien vestido y presentable.
Horacio Fernández Méndez tenía la
presencia perfecta y era muy atractivo no sólo para los ojos femeninos; sino
que también los hombres lo consideraban un tipo guapo.
Por tal motivo no se preocupaba de casi
nada; aunque seguía sin encontrar trabajo; no tan sólo bien remunerado; tampoco
uno formal con un salario aceptable.
Ahí estaba él:
Joven, no mal
parecido, bien bañadito, bien vestido y además agradable para todas las mujeres
que lo conocían. Como si eso no fuera suficiente; que usaba para cantar en el
metro y de esta manera ayudarse económicamente.
El contraste entre Horacio Fernández
Méndez con los hombres que se subían a los diferentes vagones y líneas del
metro; a obtener algún dinero como él era evidente; porque los demás cuando se
veían bien; parecían hippies y varios tan mal; que en lugar de lástima
producían miedo,
De cualquier manera y al no tener un
trabajo formal; se veía obligado a compartir los espacios donde cantaba con
gente completamente diferente a él, pero tan igual en la falta de
oportunidades.
Aunque a Horacio
le hubiera gustado tener un empleo “normal” con un sueldo “decente”, se tenía
que conformar a cantar en las estaciones del metro; actividad en la cual hasta
eso era exitoso.
A pesar de lo molesto que suelen
resultar las personas que por diferentes razones; les piden dinero a los demás
usuarios. Horacio era bien visto sobre todo por las mujeres.
En definitiva, el
“secreto de su éxito” consistía, que sin importar el día de la semana que se
tratase, el público femenino siempre lo encontraba adorable y encantador.
Así el promedio diario que juntaba era
aproximadamente de 200 pesos diarios. En situaciones normales; no era nada,
pero revisando su presente y su futuro: Era bastante.
Pero la solución de todos sus problemas
no estaba a su alcance y por tal motivo; ya estaba resignado a sufrir las
consecuencias de ello y al final correr con la misma suerte de los vagabundos
que también pedían dinero en el metro.
Porque además de ser:
Elegante; “buen mozo” y cantar muy
entonado:
Horacio Fernández Méndez
Estaba ciego.
La
Casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
22/VII/2023
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