Para
Fernando
Hay un límite donde la tolerancia deja de ser virtud
Andrés Manuel López Obrador
A veces las personas que se sienten muy desilusionadas; porque piensan que su vida no tiene futuro o lo que están realizando académica o laboralmente no los está llevando a ninguna parte.
Las medidas que
pueden tomar para salir de ese momento crítico; pueden ser tan extremas que van
a depender de muchos factores como: La edad, el sexo, la posición económica, la
situación amorosa o sentimental que se encuentre en ese instante...
Había llegado un momento en la vida de
Fernando Rafael Martínez Mendoza, que literalmente se sentía “en medio de la
nada” a pesar de que era un joven diferente a los de su generación, realmente
no sabía qué hacer con su vida.
Todo iba bien hasta que decidió como
Roberto “Mano de piedra” Durán; en su segunda pelea contra Ray “Sugar” Leonard;
pronunciar el legendario: “No más” y abandonó los estudios superiores que hacía
en la Escuela de Periodismo “Carlos Septién García”
Así empezó “a dar
tumbos” y a experimentar en todos lados y lugares. Realizó encuestas, trabajó
como vendedor de teléfonos celulares, estudió inglés, fue capturista de datos,
en fin, sólo le faltó vender barbacoa los domingos.
Como estaba a la deriva le surgió algo
que “a simple vista” parecía una locura, pero que, a él en su situación sobre
todo sicológica, lo vio como una buena opción.
Así casi sin decir adiós y
despidiéndose de rápido y con llamadas de no más de un minuto de familiares y
amigos: Fernando Rafael dejó atrás a la ciudad y su pasado.
Se fue a la
terminal de autobuses y dos horas después llegó a su destino. Se bajó del
camión y como un hombre nuevo, se dirigió a su destino que en esos momentos le
parecía el más adecuado.
Así con una pequeña maleta donde guardó
lo más básico, porque quería empezar una vida nueva, se encaminó al lugar donde
le habrían prometido que todo sería diferente.
Tuvo que pasar todavía otra hora para llegar. Lo estaban esperando desde hace un par de días, una vez que había confirmado su llegada desde la Ciudad de México. Llegó y tocó la puerta del lugar.
Le abrió una
especie de conserje al cual le sorprendió la juventud de Fernando, poco usual
para ese lugar, pero lo dejó pasar de buena manera y le dijo que antes de
aceptarlo y recibirlo de manera formal, tenía que hablar con el Director
General.
Le dio el uniforme de la institución y
10 minutos después acompañado por un asistente, fue llevado a la dirección.
Tocaron la puerta y lo dejaron en el interior de la oficina.
Lo recibió un
hombre como de 60 años. Le iba a preguntar si había pensado lo suficiente su
ingreso a ese lugar, pero lo vio tan seguro que sólo le indicó:
“Fernando Rafael Martínez Mendoza…
¡Bienvenido al Monasterio!”
La
casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
1/VII/2023
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