Yo no me caso compadre querido
Enrique VIII
Se supone que
todos los:
Estados,
municipios, ciudades y pueblos
que están dentro
de la República Mexicana, deben obedecer a la Constitución y no pueden actuar o
dictar leyes que la contradigan.
Sin embargo hay
comunidades sobre todo en:
Chiapas, Oaxaca,
Puebla y Guerrero
que no la
obedecen y se rigen con los llamados:
Usos y
costumbres
y por lo general son muy machistas.
Un pueblo que se
regía de esta manera era “Los Hernández de arriba” ubicado en la sierra de
Guerrero y en el cual desde tiempos inmemoriales habían gobernado los hombres.
Por tal motivo
todas leyes estaban dictadas a favor de los hombres y se podría decir que en
contra de las mujeres, que se encontraban totalmente indefensas legalmente.
Una de esas absurdas costumbres era que
no existía el divorcio y una mujer, obviamente casada, no se podía divorciar de
su esposo y éste no se lo concedía.
No importaba si él tuviera otra familia, tampoco
si el hombre hubiera dejado o abandonado el hogar conyugal desde hacía mucho
tiempo y nunca volviera.
Aún así en 1985,
cuando tenía 30 años Enriqueta Velázquez Jiménez a sus 30 años se presentó ante
un juez familiar y le dijo:
-Quiero
divorciarme de mi esposo
Por más que le
dijo que su marido sólo había vivido con ella dos años y llevaba tres años desaparecido; el juez le
dijo:
-Si él no se lo
concede; es imposible
A principios del
2015 por fin el tanto el Gobierno Federal como el Estatal se acordaron de “Los
Hernández de arriba” e indicaron que “Los usos y costumbres” no podían estar
por encima de la Constitución.
Feliz con esa
noticia y 30 años después que lo pidió por primera vez; le dijo a un juez:
-Quiero a
divorciarme de mi esposo
Le preguntaron
el nombre de su marido y después de cinco minutos le dijeron:
-No puede
hacerlo
Sin creer lo que
escuchaba:
Enriqueta
Velázquez Jiménez
Únicamente alcanzó a balbucir:
-¿Por qué?
Con tranquilidad
el juez le contestó:
-Porque su
esposo está muerto.
(1).-
Título de una divertidísima película española de 1976
Sala de mi Casa
22:30
- 23:30
p.m.
8/VIII/2015
2 comentarios:
Ajajaj los benditos usos y costumbres!!!!! Espero pronto en Oaxaca se erradiquen, qué sufrimiento tan grande para más mujeres y niñas, aún así muy buen vertido el cuento!!!
jajaja ya era viuda la mujer caray pero sigue siendo la esposa, benditos usos y costumbres pero bueno son difíciles de cambiar aunque ya empiezan a cambiar en algunas comunidades
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