La
Llorona
no llora porque se fueron
sus hijos:
Sino porque regresaron
Oído en Neza
Por fin después
de varios años de sacrificios, el señor Pérez había podido abrir la tienda de
aparatos electrónicos que soñó. Con él
estaban sus hijos: César, Rodolfo y Pedro.
Antes de inaugurarla los reunió y les
dijo:
-Esta tienda es
nuestro único matrimonio. Si funciona podemos abrir sucursales, si no, nos
hundimos. Yo pondré todo mi esfuerzo, espero lo mismo de ustedes.
La tienda vendía
exclusivamente aparatos nacionales, porque el señor Pérez creía en lo hecho en
México, aunque sus hijos siempre le decían lo contrario. En los primeros días
las ventas estuvieron muy bajas, por lo que César. Rodolfo y Pedro le dijeron:
-Padre si no
vendemos artículos importados, no la vamos a hacer
-Paciencia poco
a poco vendrá la gente. recuerden somos la única tienda que vende aparatos
nacionales; por lo menos la gente se acercará a “Pérez e hijos” por curiosidad.
-Pues de
curiosidad, no vamos a vivir
La gente empezó
a visitar la tienda de Los Pérez, se les hacía raro que sólo vendieran puros
artículos del país y aunque sólo compraban por curiosidad; compraban al fin y
al cabo.
Los hijos
empezaron a ver los resultados de la teoría de su papá; el dinero empezaba a
fluir a manos llenas y eso los tenía felices. Un día apareció en los aparadores
de la tienda una grabadora japonesa, esto enfureció al señor Pérez, que de
inmediato llamó a sus hijos:
-¿Quién puso
este aparato?
Los tres se
quedaron callados
-Espero que no
se vuelva a repetir
Aún así y a
pesar del enojo de su padre; los anaqueles se empezaron a llenar de aparatos
extranjeros. Esto enfurecía al padre, pero al preguntar por el culpable, nunca
obtenía una respuesta.
Él sabía que el
responsable era su hijo mayor César, pero no le quería hablar, para no crear
una tormenta. Un día ya no pudo más y
le reclamó a los tres:
-¡Qué diablos pretenden hacer con mi tienda!
-Lo sentimos
padre, pero acabamos de hacer unos movimientos y ahora este negocio nos
pertenece, queremos que no nos molestes más y hagas el favor de retirarte.
Sin entender del todo lo que escuchaba,
se fue. En la noche regresó a la tienda y con una escalera se subió a la
fachada, tomó una pintura de spray y en el letrero que decía: “Pérez e hijos”:
Encima de la h,
puso una j.
El Portón Plaza Eduardo Molina
18:00
- 19:00
p.m.
7/II/2014
2 comentarios:
ajajajajaja que jijos de su mal dormir!! Qué malvados! no puedo creer! Estuvo excelente el cuento!
Caballero renovarse o morir pero aquí no fue la cuestión si no que fueron malagradecidos, como corren al señor jijos de su mama jajaja pero bueno asi suele pasar....
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