Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 14 de diciembre de 2014

SALA DE ESPERA (Cuento) Por Carlos Bernal Romero

Cuando  la  escuché  cantar;  supe  que  existía  Dios
Un  “parroquiano”  después  de  oír  a  “Paquita  La del Barrio

Constitución Pablo López vivía en uno de los pueblos más olvidados del PRI, de Dios y de la Civilización, ubicado donde acaba el mapa de Puebla “De los Ángeles”.

De esta manera no tuvo la oportunidad de estudiar ni siquiera la primaria, porque la escuela más cercana se encontraba a tres horas de camino y se los tenía que “Echar a pie”.

Así tuvo que ayudar desde los cinco años a sus padres en las labores del campo; para sembrar la tierra y trabajar de “Sol a sol”, no necesitaba leer, escribir, hacer sumas ni restas.

Pasaron 20 años en su rutinaria vida en relativa calma, siendo feliz en su pequeño mundo, el cual llegaba sólo a la capital poblana, a la que “Bajaba”  máximo una vez al año.

Al cumplir los 21, su papá como regalo le dio dinero para que se fuera una semana a la Ciudad de México, como había oído hablar tanto de ella, quería conocerla.

Llegó a la terminal de autobuses de la “Vía Tapo”, la semana del 15 al 21 de diciembre. Desde el primer momento que se bajó del camión, quedó maravillado y enamorado para siempre de la también conocida como Ciudad de Wendy González Salinas.

Visitó los lugares de “Cajón” incluyendo el “Estadio Azteca y la “Basílica de Guadalupe”. El 15 después de ir al Zócalo o “Plaza de la Constitución”, se encontró con una chica. Debido a su inexperiencia en asuntos amorosos fue “Presa fácil” y terminaron en la cama de un hotel.

Al otro día al levantarse; ella le susurró al oído:

“Bienvenido al mundo del Sida”

Aunque no sabía mucho de esa enfermedad, estaba enterado que no tenía cura y era mortal. Por tal motivo cuando regresó a su pueblo; se lo contó a su padre y éste, después de insultarlo, lo mandó a Puebla a hacerse los análisis correspondientes.

La semana que transcurrió entre los exámenes preliminares y la fecha que le entregarían los resultados, fue la más larga y tensa de su anterior tranquila y pacífica vida.

Arribó a las 10 de la mañana a la clínica del Seguro Social. Media hora más tarde escuchó:

“Señor Constitución Pablo López presentarse en recepción”

Le entregaron un sobre blanco y antes de abrirlo para enterarse de algo que le cambiaría la existencia para siempre, se sentó en la sala de espera a reflexionar a su manera sobre su futuro.

Pasaron dos horas y él continuaba sentado, nervioso, jugueteando con el sobre todavía cerrado entre sus manos. Cinco minutos después de tanta angustia:

Constitución Pablo López

se acordó que tenía algo a su favor y existía alguna esperanza:

No sabía leer.

Sala de la Casa de Dacne
22:00  -  23:00 p.m.
13/XII/2014

1 comentario:

martukish dijo...

Pfff qué triste y dura realidad, irónica, satírica, de humor negro le llamarían algunos, a pesar de los surrealista, retrata una realidad evidente: la ignorancia, en cualquier sentido no sólo en las cuestiones académicas sino en cualquier rubro, me encantó el cuento.. siempre acertado y con temas de actualidad...