Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 1 de junio de 2014

EL MUÑECO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Para  Ignacio López Tarso
Y  su  extraordinario  “Hombre de papel.

¡Habla!”
José  Carlos  Alejandro  Sánchez  Monroy  a  Titino

Una de las tradiciones artísticas más arraigadas en el gusto de los mexicanos, desde mediados del Siglo XX, son los ventrílocuos y sus muñecos. Los más conocidos y famosos sin duda alguna han sido:

Paco Miller con “Don Roque” y:

Carlos con “Neto y Titino”

De finales de ese siglo, podemos mencionar a:

Johny Welch con “El Mofles” y:

El Mago Frank con “El conejo Blas”

Quizás el éxito de estos artistas tenga mucho que ver con la ilusión de los espectadores, que sin importar su edad, están convencidos que de verdad los muñecos tienen vida y hablan.

Aunque a pesar que en los últimos 14 años no ha surgido otro ventrílocuo que vuelva entrañable a su muñeco, como los cuatro arriba mencionados.

Hasta que a principios del 2014 apareció “Chuchet El ventrílocuo de los niños”, que desde su debut, causo sensación, con todo el mundo, no sólo los chicos.

Su rutina cómica era buena, pero no superaba a otras hechas con anterioridad. En donde se encontraba su magia y diferencia con los anteriores artistas de su género, no sólo mexicanos sino de todo el mundo, era su técnica revolucionaria.

Los adjetivos tanto de los espectadores que lo veían en vivo como de los periodistas de espectáculos eran:

“¡Genial!” “¡Asombroso!” “¡Espectacular!”

De esta manera “De la noche a la mañana” se convirtió en el artista más mencionado en el medio artístico mexicano. No había día que tanto en:

Periódicos, revistas, televisión, radio e internet

se hablara de él.

El encanto y fascinación que ejercía:

“Chuchet El ventrílocuo de los niños”

es que no tenía un muñeco sino que hablaba solo haciendo diferentes voces y el mismo se contestaba.

Realizaba la misma mímica que uno de sus colegas que tenía un muñeco y hablaba con él como si fuera real, lo estuviera viendo y existiera físicamente.

Lo que nadie sabía, era que:

“El ventrílocuo de los niños” 

no era innovador ni mago en lo que hacía, sino que:

Chuchet era esquizofrénico.

El Portón Plaza Eduardo Molina
17:13  -  18:13 p.m.
31/V/2014

1 comentario:

martukish dijo...

Jajajajajajajajajajajaja, ahí ta la cosa, luego una ya no sabe sí lo que dicen y hacen es verdad o mentira o sus propios demonios hablando, excelente cuento...