Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 7 de enero de 2024

OLVIDO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Dicen que ella era muy bonita

Pero de verdad que ya no me acuerdo

Memorias de un desmemoriado


 Dicen y aconsejan los expertos en el tema que cuando a una persona se le empiecen a olvidar las cosas; anote todo en una libreta o lo ponga en su celular para que le sirva de memoria.


Esto va dedicado sobre todo a personas que tienen 60 o más años; aunque se llegan a dar casos en que una persona que tiene entre 35 y 40; empieza a tener problemas con su memoria.

         

Algo así como un pre-Alzheimer o si existiera un término médico para eso; se llamaría:

         

Alzheimer Juvenil


Irónicamente sus papás se quisieron poner muy originales al registrarlo y bautizarlo y le pusieron:

         

Olvido

         

Así: Olvido Fernández Muriel siempre sería recordado por los compañeros de escuela desde la primaria hasta la carrera; porque siempre platicarían que en su salón iba alguien que se llamaba:

         

Olvido

         

Por supuesto los juegos de palabras con su nombre eran muy comunes y se los hacían tanto profesores como alumnos:


“Fernández Muriel tú seguramente siempre recordarás tu nombre”

         

O cuando el profesor de matemáticas al verlo regresar al salón después de terminar la clase le preguntó:

         

“¿Olvidó algo compañero ídem?”

         

Como nadie o casi nadie, además de él se llamaba así; con el puro nombre y sin conocerlo ni siquiera en fotografía; todos pensaban que era mujer; porque como nombre propio suena femenino.


De esta manera por lo menos unas 20 veces desde primero de primaria; hasta el último semestre de la Universidad tuvo que aclarar que era hombre; porque al final de cuentas:

         

Olvido era un sustantivo masculino

         

Se tituló muy joven como “Licenciado en Derecho” y como era muy brillante; se convirtió en el mejor abogado penalista de la Ciudad de México; tanto que con apenas 40 años; ya tenía una considerable fortuna.


Con la poca memoria que le quedaba se metió a una casa de retiro para gente de la tercera edad y le pidió a un amigo que firmara como albacea en un fideicomiso que dejaba para pagar por el resto de sus días la mensualidad del lugar.

         

20 años después y con sólo 60; tenia una figura delgada, pelo totalmente canoso y se podría decir que un físico totalmente asexuado sin ningún rasgo exterior que indicara su género.

         

Una enfermera que tenía unos pocos días de haber entrado a trabajar a la casa; vio que en su piyama tenía grabado su nombre completo y le preguntó a:

         

Olvido Fernández Muriel


Ya con un avanzado Alzheimer:

        

“¿Es usted hombre o mujer?”

La Casa de Las Lunas

22:0023:00 p.m.

6//I/2024

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