Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 22 de agosto de 2021

NO LA CHIFLES QUE ES CANTADA (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

¡Ah qué! ¿Cabremos todos?

Un papá al enterarse del regreso a clases presenciales 


Por lo general las personas entre más estudios tengan se expresan mejor en público y con los demás se vuelven personas más atentas y de un trato educado y respetuoso.


Aunque muchas veces, a pesar de esos estudios (De preparatoria en adelante) uno no puede olvidar sus raíces y sus orígenes y al final de manera inconsciente; lo sacamos mediante nuestro vocabulario.

         

Como buena mujer de la costa (específicamente de Guerrero) Marcela Muñoz Cortés teñía las tes des:

         

Desenvuelta, dicharachera y desinhibida

         

Pero cuando alguien es así y vive en la llamada “Tierra Caliente”, pasa desapercibido, porque los demás ven su forma de actuar y oyen su forma de expresarse como algo natural.


El problema para Marcela fue que al cumplir los 15 años, su mamá decidió que se irían a vivir a la Ciudad de México con todo lo que implica un cambio tan radical de residencia.

         

Así su lenguaje tan peculiar se convirtió de “Golpe y porrazo” en un problema o defecto, porque sólo se le permite usarlo a los habitantes de ciertos barrios y de clases sociales bajas.


Pero como en su pueblo no existían reglas ni restricciones al respecto, Marcela continuó usando su “lenguaje florido” de la costa; en todos lados, incluido la escuela y en clases.

         

Hasta que un día un maestro de la preparatoria donde estudiaba; sin saber los orígenes ni motivos que tenía para hablar así, le hizo un reporte y le mando un citatorio a su mamá.

         

La autora de sus días molesta porque no le gustaba ir a las escuelas donde ella estudiaba, la regañó como nunca en su vida y le advirtió que no aguantaría otra situación similar por ningún motivo.


De esta manera (Como algunos argentinos que viven en México y se quitan su característico acento) se forzó a no usar ninguna de las palabras que acostumbraba; por supuesto lo haría en contra de su voluntad y a “regañadientes”.

         

Era como si se pusiera a aprender otro idioma en el cual estuvieran prohibidas las malas palabras o “groserías” y no las debería pronunciar por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia.

         

Así “como por arte de magia” Marcela empezó a hablar con tanta propiedad y corrección que sorprendió, primero a sus compañeros y después a la gente que la conocía desde hace varios años.


Cinco años después de todo esto y con el regreso de su novio de los Estados Unidos, a los 23 años recién cumplidos; decidió casarse tanto por el civil como por la iglesia.

         

Le llevaron los papeles al cura que iba a oficiar la misas t después de revisarlos le dijo a ella:

         

-Antes de contraer matrimonio tienes que confirmarte

         

Marcela Muñoz Cortés casi sin pensarlo le dijo:


-¿A mi edad? ¡No la chingue padre!

La Casa de Las Lunas

22:0023:00 p.m.

21/VIII/2021

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