Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 4 de agosto de 2019

PRIMERO YO Y QUE SE HUNDA EL MUNDO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero


Para Nancy Ivonne Servín Baltiérrez
Porque en 1997 era una mujer casi perfecta

Sabia virtud de conocer el tiempo
Oído en el jardín de niños

Por lo general las mujeres bonitas, sensuales y jóvenes tienen literalmente al “Mundo a sus pies, porque su sola presencia hace diferente al lugar donde se encuentran.

De esta manera casi siempre le tienen casi todo lo que desean; parafraseando al Abuelo Geno:

“Una mujer bonita tiene ciertos privilegios” 

 así, no es raro que estas chicas se vuelvan:

 Caprichosas, vanidosas y engreídas

El célebre poema de maese Renato Leduc: “Tiempo” dice en uno de sus versos:

“Adoro la dicha inicua (perversa) de perder el tiempo”

eso era lo que mejor hacía Nancy Ivonne Servín Baltiérrez  a sus 19 años.

A esa edad pensaba que podía usar las: Horas, los días y los meses como le diera la gana; aunque se le pasaran de forma absurda y hasta miserable.

Lo único que tenía que hacer eran sus quehaceres domésticos y asistir a la escuela; en la cual debía de obtener calificaciones aceptables para pasar sus materias en la preparatoria.

Pero a pesar de que todos le decían que madurara; porque no siempre iba a ser joven; nada más sonreía y contestaba:

“Pero ahora lo soy”

A veces hacía recordar a José Gálvez en su papel de ambicioso periodista en la película “Seis días para morir” (Emilio Gómez Muriel 1967)  con su lema:

“Así seguiré: Primero yo y que se hunda el mundo”

Aunque su cara preciosa de cejas pobladas le ayudaba a tener esa forma de ser; sus amigos se empezaban a alejar de Nancy Ivonne; porque además de sus arranques de desidia; le había dado por pontificar.

Cansado por la actitud de ella, su mejor amigo le preguntó:
        
-¿Hasta cuándo?

Sin hacerle caso al tono de reproche respondió:

-Hasta cuando qué

Por primera vez desde que se conocieron; el desinterés de su camarada, que a veces rayaba en la soberbia lo hicieron enojar y le dijo:

-Mira mocosa, tu absurdo juego de autosuficiencia estudiada me está cansando: O cambias o aquí la dejamos.

Sin perder la calma ante la avalancha de reproches  y con un tono de voz de “Aquí no ha pasado nada”

 -¿Por qué?

Fue lo último que soportó su camarada antes de darse la vuelta y dejarla hablando sola. Al ver su reacción; corrió y:

Nancy Ivonne Servín Baltiérrez:

Le dijo:

-Oye; disculpa…

Al escuchar de su amiga una palabra de arrepentimiento; sonrió que la había creyendo que la había hecho recapacitar; hasta que oyó el final de la frase:

 -¿Me das tu hora por favor?

McDonald’s La Villa
12:00 -13:00 p.m.
3/VIII/2019

2 comentarios:

el tio dijo...

MUY BUENO CARLOS. EXCELENTE MANEJO DE LA IRONIA

Carlos Bernal Romero dijo...

Hola Tío:
Gracias por leer y escribir
¡Qué bueno que te gustó el cuento!
Siempre tratamos de ser irónicos
Carlos