Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 12 de julio de 2015

EL QUE SE RÍE SE LLEVA (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

 No confundas las enchiladas con los chilaquiles
Oído en el Vips Niza

Como maestro de preparatoria Ernesto Cardenal Ramírez  había tenido toda clase de alumnos, incluyendo por supuesto los infaltables estereotipos que se repiten curso con curso.

De esta manera siempre tuvo en una de sus clases a:

La bonita, el guapo, la coqueta, el conquistador, la inteligente, El “cerebrito”, la talentosa, el “matado”, la gorda, el gordo, la fea, el feo y al “Simpatías”.

Aunque de vez en cuando se le aparecían estudiantes diferentes, que por alguna característica en particular, los hacían inolvidables para Ernesto, sin importar que fueran cientos.

Por ejemplo se llegaba a topar con una alumna que además de ser muy bonita, agradable y encantadora; resultaba inteligente y con excelentes calificaciones.

También el compañero (como les gustaba decirles) que con el tiempo se convirtió en el gran amigo, con el cual aún sigue compartiendo muy gratas tardes en algún vips de la Ciudad de México.

Otra cosa que distinguía a alguno de sus discípulos, eran los nombres propios; que sus padres en una especie de broma o “malabarismo verbal”, les pusieron.

Estos iban desde:

Natalie Natalia, hasta Márilin Monroy, pasando por Rosita y Jimmy y deteniéndose en Gloricarmen.

Tampoco faltaron las:

Penélopes, Alfonsinas o Artemisas

y por ahí se coló hasta un Eleno.

En fin casi cualquier nombre masculino, femenino o neutro que pasara por la “calenturienta”, imaginativa y perversa y hasta morbosa mente de los progenitores.

Así Cardenal a veces tenía que aguantarse la risa a la hora de pronunciar uno de esos apelativos, que de tan exóticos, en muchas ocasiones eran hilarantes.

Un día que tuvo que ir al Archivo Judicial del Distrito Federal ubicado en Niños Héroes, se encontró con una ex alumna con la que siempre se  llevó bien.

Como ella tenía que volver al trabajo, le dijo a su ex profesor que si la necesitaba, la buscara en el interior del Archivo donde se encontraba su oficina.

Cuando solicitó su ayuda le dijo con sinceridad: 

-Se me olvidó cómo te llamas, sólo me acuerdo que tienes un nombre raro.

-¿Según usted cuál es?

-Ramona

Se puso muy seria y casi a manera de reclamo le dijo a:

Ernesto Cardenal Ramírez:

-¿Qué pasó profesor así nos llevamos?

-Me llamo Felipa.

Toks La Plaza Oriente
17:30  -  18:30 p.m.
11/VII/2015

2 comentarios:

martukish dijo...

Jajajaja Jelipa, diría el chiste! Jajajaja buenísimo!! Si yo te contara la cantidad se apodos que me llegaron a poner ajajajaj

Unknown dijo...

jajajajaja de Ramona a Felipa creo que no hay abismo alguno mas que el folclor que representa el nombre jajaja muy bueno