Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 7 de junio de 2015

EL CRÍO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Para Alejandro Manuel

Nunca será lo mismo: José María que María José
Oído en el Registro Federal

Una tradición tanto mexicana como argentina es ponerle a los niños, pero sobre todo a las niñas, dos nombres al registrarlos y bautizarlos sin importar la religión.

Aunque no hay reglas con respecto al orden de los nombres compuestos, siempre hay unos que van primero como:

Juan, Blanca, José, Alma…

Y el que hoy nos ocupa: 99 de cada 100 de los que fueron registrados con estos apelativos juntos se llaman:

Manuel Alejandro

La excepción que confirmaba la regla y que le había dado más de un “dolor de cabeza” a su dueño era:

Alejandro Manuel González Fernández

Con 12 años y a punto de entrar a primero de secundaria, desde muy chico se distinguió por su dominio sorprenderte del público y por su voz natural de locutor.

Por tal motivo más de una persona le había sugerido a su papá, inscribirlo en la escuela de actuación de Televisa, pero se negaba sistemáticamente, argumentando que deseaba una niñez normal para su hijo.

Mientras que éste por lo menos tenía que corregir una vez al día a alguien que le decía:

“Manuel Alejandro”

como era muy educado, indicaba:

“Alejandro Manuel si me haces favor”

Eran tantas sus cualidades que uno de sus parientes maternos parafraseó a Joaquín Pardavé en “Los hijos de Don Venanció” y puntualizó:

No cabe duda que el crío es un Fernández, que caray”

Porque además de su “Don de gentes” Alejandro Manuel era un excelente alumno y a pesar de su corta edad, resultaba:

“Todo un caballero”

La fama del hijo del legendario Alejandro González y Muñoz llegó a los oídos del cura de su colonia y lo invitó a leer pasajes de La biblia en unas de las misas dominicales.

Hicieron el trato con un mes de anticipación  para que lo hiciera el próximo:

Domingo 12 de Julio del 2015

Mientras ese momento llegaba; le tuvo que “corregir la plana” a más de uno que, para no variar, le había cambiado el orden de sus nombres y eso lo empezaba a desesperar

Llegó el día y a las seis de la tarde ataviado de forma muy elegante y formal para la ocasión, estaba parado frente al altar. Cuando el padre al presentarlo dijo:

El joven Manuel Alejandro leerá...

No lo dejó terminar y sin poderse contener con la “enésima” equivocación:

González Fernández exclamó ante unos silenciosos feligreses:

“¡Alejandro Manuel con un demonio!

Sala de mi casa
22:00  -  23:00 p-m.
6/VI/2015

2 comentarios:

martukish dijo...

jajajajaj un final "inesperado" jajaja, esa frase del "padrecito" remató bastante bien! Me gustó el cuento, me hizo reír bastante jajajajaj

Unknown dijo...

jajajajajaja Alejandro se desespero jajajaja es que el orden de los factores si altera el producto caballero jajajajaja suele pasar muy seguido en nuestro querido México lindo y querido que se le va a hacer.... a este crio