Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 29 de septiembre de 2013

LA BARRA (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

-A    me  gusta  mucho  la  barra
-¿La  barra  fija?
-No,  la  barra  libre
Oído  en  un  Gimnasio  de  Tepito

En muchos restaurante y en todos los bares existe la llamada “Barra”, donde se supone que a uno lo atienden más rápido porque tiene a la mesera o al “Bartender” a “la mano”.

Así aunque en esencia tienen la misma función (Servicio rápido para clientes generalmente solos), difieren en algo esencial:

En las barras de un restaurante, uno va a comer con prisa; en la de un bar, uno va a tomar alcohol con calma y a disfrutar con calma y a disfrutar de la tarde, noche o madrugada.

Juan José Rodríguez López era más de ir a restaurantes y ya se había acostumbrado a las botanas y a la conocida por todos los “Parroquianos” como “Barra libre”.

De esta manera sobre todo los viernes en la tarde, iba a su bar de costumbre:

“Me cansé de rogarle”

Aunque jamás tomaba para emborracharse u “Olvidar” como en los chistes o canciones rancheras, sí le gustaba parafraseando a los clásicos:

Echarse una tres o cuatro chelas bien helodias”

y eso lo sabía muy bien Refugio que lo atendía desde la primera vez que fue al bar, hacía ya 10 años, desde el 2003 que como en el corrido del Maese Joaquín Sabina:

“Y nos dieron las 10”

 “Donde Cuco reinaba detrás de la barra…”

Era su personal forma de relajarse de lo ocurrido en toda la semana o como si realizara una especie de “Yoga etílica” o más bien “Chelera”, para como Juan José mismo decía.

Un viernes cambió su rutina y en lugar de ir a:

“Me cansé de rogarle”

Fue al “Vips Niza”

Lo atendió una mesera muy amable, eficaz y sonriente que supo se llamaba Flor Salmerón, por la credencial que portaba en su uniforme, como sus demás compañeras.

Lo único que sabía de los restaurantes, era que en un restaurante tenía que pedir un platillo para que le sirvieran una o más cervezas y ordenó unas “Papas a la francesa”.

Se tomó la cerveza con su calma acostumbrada y sin terminarse las papas, para pedir la segunda y así evitar que lo obligaran a consumir otras cosas.

Llamó a Flor y cuando estaba a punto de ordenarle otra cerveza, vio un letrero que decía:

Llamó a Flor y cuando estaba a punto de ordenarle otra cerveza, vio un letrero que decía:

“En este establecimiento no hay consumo; ni… barra libre”

Juan José Rodríguez López le indicó a Flor:

“Me da la cuenta por favor”.

El Portón Plaza Eduardo Molina
15:26  -  16:26 p.m.
28/IX/2013

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