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ver llover y no mojarme
Oído en Tabasco
La realidad virtual tanto en cine como en televisión, pero sobre todo
en internet, ha alcanzado dimensiones asombrosas y es difícil distinguirlo de
la realidad.
Esta se ve reflejada en películas de animación que son técnicamente
perfectas y video juegos que dejan a cualquiera con la “boca abierta”, hasta a
los niños.
Alberto Manríquez Blanquet aunque no era fanático de ellos, sí se metía
a diario a varias páginas de la “Red”, sobre todo para escribir y publicar lo
que había redactado.
Antes lo hacía en su casa o en el “Vips Plaza Eduardo Molina”, pero
desde que le robaron su laptop en ese mismo vips, tuvo que ir a un “Ciber
café”.
Descubrió uno a dos calles de su casa donde le cobraban ocho pesos la
hora y como ya lo conocía la dueña, pasaba su tiempo con absoluta tranquilidad.
Tanto así que tenía casi apartada una computadora para su uso personal
donde podía guardar las fotos que usaba después en siguientes publicaciones o
escritos.
De esta manera “Cronómetro en mano” se pasaba a “Sus anchas” tres horas
que era el lapso perfecto para pasar al blog sus trabajos y revisar que se
vieran lo mejor posible.
Trataba que estuvieran legibles para que los posibles lectores
criticaran el contenido y no la forma en que estaban combinados el texto y las
ilustraciones.
Como era un aprendiz de la “Web”, ponía imágenes convencionales y no se
metía con el llamado “Power point” y mucho menos con la Tercera Dimensión.
El jueves 4 de julio un niño como de cuatro años que siempre estaba en
el local, se puso a jugar un juegos bastante real que se llamaba “La tormenta
perfecta” y casualmente cuando dieron las 19:00 horas, el cielo se “Cayó
literalmente a pedazos”, amenazando con inundar el local.
El video consistía en que
el jugador llevara un barco a “Buen puerto” en
medio de una tormenta que provocaba que el mar se estuviera muy
“Bronco”, con olas gigantes y a Alberto le daba la impresión que en cualquier
momento se saldría el agua de la computadora.
Era tan fuerte la lluvia y los truenos que se oían que se fue y vino la
luz varias veces, por lo que por seguridad, dejaron de usar las computadoras
para que no se descompusieran.
Cerraron la puerta y bajaron la cortina para evitar que el agua se
metiera el agua al interior, pero en el
patio de la casa donde se ubicaba el ciber, el agua subió unos 30 centímetros.
Se esperó 30 minutos y al ver que no amainaba, decidió regresarse a su
casa. A pesar de caminar sólo dos calles, la primera estaba más inundada que el
patio por lo que llegó mojado de pies a cabeza a su casa, por extraña razón
llegó agotado y tal y como estaba se acostó y durmió.
Una hora después despertó
completamente seco. Un poco desconcertado, porque recordaba el chubasco, que
había sucedido mientras estaba en el ciber y también al niño del video juego.
Alberto Manríquez Blanquet se preguntó:
“¿Fue una tormenta real o virtual?
Vips Coyoacan
12:00 – 13:00 p.m.
6/VII/2013
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