Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 29 de junio de 2025

LOS HERNÁNDEZ DE ARRIBA (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Yo no me caso compadre querido

Enrique VIII 

Se supone que todos los:

         

Estados, municipios, ciudades y pueblos

que están dentro de la República Mexicana, deben obedecer a la Constitución y no pueden actuar o dictar leyes que la contradigan.


Sin embargo hay comunidades sobre todo en:

         

Chiapas, Oaxaca, Puebla y Guerrero

         

que no la obedecen y se rigen con los llamados:

         

Usos y costumbres


y  por lo general son muy machistas.

         

Un pueblo que se regía de esta manera era “Los Hernández de arriba” ubicado en la sierra de Guerrero y en el cual desde tiempos inmemoriales habían gobernado los hombres.


Por tal motivo todas leyes estaban dictadas a favor de los hombres y se podría decir que en contra de las mujeres, que se encontraban totalmente indefensas legalmente.

         

Una de esas absurdas costumbres era que no existía el divorcio y una mujer, obviamente casada, no se podía divorciar de su esposo y éste no se lo   concedía.

         

No importaba si él tuviera otra familia, tampoco si el hombre hubiera dejado o abandonado el hogar conyugal desde hacía mucho tiempo y nunca  volviera.


Aun así en 1990, cuando tenía 30 años Enriqueta Velázquez Jiménez a sus 30 años se presentó ante un juez familiar y le dijo:

         

-Quiero divorciarme de mi esposo

        

Por más que le dijo que su marido sólo había vivido con ella dos años y  llevaba tres años desaparecido; el juez le dijo:

         

-Si él no se lo concede; es imposible

         

A principios del 2025 por fin el tanto el Gobierno Federal como el Estatal se acordaron de “Los Hernández de arriba” e indicaron que “Los usos y costumbres” no podían estar por encima de la Constitución.


Feliz con esa noticia y 35 años después que lo pidió por primera vez;  le dijo a un juez:

         

-Quiero a divorciarme de mi esposo

         

Le preguntaron el nombre de su marido y después de cinco minutos le dijeron:

         

-No puede hacerlo

         

Sin creer lo que escuchaba:

         

Enriqueta Velázquez Jiménez

         

Únicamente alcanzó a balbucir:

         

-¿Por qué?

         

Con tranquilidad el juez le contestó:

         

-Porque su esposo está muerto.

La Casa de Las Lunas

22:00 p.m. – 23:00 p.m.

28/VI/2025

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