El Maestro es un degenerado
Oído en Iztapalapa
Desde tiempos de Benito Pablo Juárez García se ha pretendido por todos los medios, que la Educación, sin importar que resulte Pública o Privada, sea completamente “Laica”.
El término
“laico”, que sólo se utiliza cuando alguien se remite a la Constitución,
significa, que:
No debe existir
ningún rasgo de religión en cualquier nivel educativo, desde la Primaria hasta
la Universidad, para que el alumno, escoja literalmente en la que se desee
creer.
Esta medida siempre la había aplaudido
Alejandro Martínez Briseño, el cual tenía alrededor de 20 años impartiendo
clases a nivel preparatoria sobre todo en las materias de Sociales.
Estaba convencido
que enseñándoles a los alumnos cualquier materia, quitándole posibles dogmas,
éstos saldrán lo mejor preparados, para enfrentarse a la vida diaria.
Pensaba que
sacando o no permitiendo entrar a
ninguna religión en los planes de estudio, pronto la Educación en
México, daría un “gran salto” en su calidad.
Lo que no sabía era que existía algo
mucho peor, disfrazado de Moral, valores y buenas costumbres:
La hipocresía
social
De esta manera a
pesar de los inevitables inconvenientes que existen al tratar con estudiantes
jóvenes y a veces con sus padres, había sorteado todos ellos. Así se dio cuenta
que uno puede lidiar con un:
Cínico,
sinvergüenza y hasta hijo de la chingada:
Pero no, con un hipócrita:
Porque es bien sabido que una persona hipócrita puede tener:
"Dos o más caras”
Cuando está
contigo, hablar muy bien de ti y cuando te descuidas, decir “pestes”, sobre tu
persona. Simplemente porque son convenencieros y no tienen ética.
El jueves 14
febrero del 2024, le dejó a un grupo hacer una “lectura de comprensión”, para
que después, los alumnos contestaran una serie de 15 preguntas, relativas al
texto.
Como los
estudiantes mexicanos, en su mayoría ya no comprenden lo que leen, casi todos
tuvieron mínimo dos respuestas equivocadas, aun tratándose de una lectura
sencilla.
15 días después,
el Jueves 29 de Febrero, la Directora lo llamó a su oficina:
Sin preámbulos le informó:
“Profesor vino un
padre de familia indignadísimo, pidiendo que lo corrieran, diciendo que la
lectura que le dejó al grupo donde estudia su hija, promueve la zoofilia. La
Dueña aceptó”
Sin creer lo que oía, se despidió de la
Directora, que estaba igual de sorprendida y hasta le ofreció una disculpa, por
no poder hacer nada al respecto y a abogar por su continuidad.
Alejandro Martínez
Briseño
Les
había dejado leer:
“Caperucita roja”.
La
Casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
2//III/2024
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