Para
Alberto (Peláez)
Porque sus excelentes entrevistas
Me
dan ideas para escribir estos cuentos
- ¿Te han dicho que tienes cara de Benito Juárez?
Oído en Guelatao
Cuando uno es joven está lleno de sueños y cree de verdad que, como dicen por ahí, se:
“Puede comer la lumbre a puños”
También hay muchachos que tienen en la
mente desde niños lo que quieren ser de adultos y no se detendrán hasta
lograrlo o literalmente:
“Morirán en el intento"
Eduardo Carbonel
Gómez nacido el 16 de noviembre de 1970 en la ciudad de Camargo Chihuahua,
desde los 12 años decía que él iba a ser cantante y a triunfar en la Ciudad de
México como su paisana:
Luz Elena Ruiz Bejarano mejor conocida
como Lucha Villa
Porque siempre decía:
“Si nací en el mismo lugar que la gran
Lucha Villa; tengo que poner en alto el nombre de mi ciudad y también su
nombre; paraque digan que soy digno paisano de ella”
Eduardo tenía una
voz entonada y lo invitaban a participar en todos los festivales escolares;
para los iniciara o los cerrara cantando un par de canciones famosas de la
también llamada:
“Grandota de Camargo”
Cuando terminó la secundaria a los 16
años y ya había cantado en vivo en la estación de radio de su comunidad; sabía
que si quería triunfar como cantante de ranchero; también tenía que venirse a
la capital del país.
Llegó exactamente cuando cumplió los
17; el 16 de noviembre de 1987 y de inmediato se trasladó a la Plaza de
Garibaldi; el legendario lugar ubicado en el centro de la ciudad y donde
tocaban alrededor de 40 grupos de mariachis.
Desde el primer
instante le dijeron:
“Tú tienes cara de Javier; porque te
pareces mucho a Javier Solís”
Que lo compararan, aunque fuera sólo
físicamente con uno de los mejores cantantes de la historia de México; era todo
un halago; aunque el iba tras la huella y los éxitos de Lucha.
Durante un año lo dejaron echarse unos
“palomazos” con varios mariachis; pero sin pagarle nada y sólo lo invitaban a
comer y a veces a cenar. También a quedarse a dormir en un restaurante cuando
cerraban.
Un año después el
miércoles 16 de noviembre cuando cumplió 18 años; no había logrado nada y
tampoco ganado dinero. Alguien le dio tres pesos y le dijo:
“Vete a la avenida Marina Nacional
número 100. Ahí está un restaurante; el dueño es mi amigo y te va a dar
trabajo”
Antes de irse
caminando los cinco kilómetros que había ente Garibaldi y Marina Nacional se
compró un “Gansito Marinela” que costaba un peso con cincuenta centavos y se lo
fue comiendo por el camino.
Dos horas después cuando estaba arriba
de un puente peatonal; completamente desilusionado y derrotado; sentó en el
borde con los pies colgando y decidido a suicidarse.
Cuando estaba a punto de hacerlo y
todavía con el delicioso sabor a chocolate del “Gansito”; se acordó que le
quedaban otro peso con 50 centavos en la bolsa:
Eduardo Carbonel
Gómez
Se paró sonriendo y se dijo a sí mismo:
“¡Qué pendejo eres Javier todavía te
alcanza para otro Gansito!”
Y se dirigió al restaurante para
empezar una nueva vida.
La
Casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
4/II/2023
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