Para
Fernando
El Maestro es un perverso
Oído en La Ultima Cena
Desde tiempos de
Benito Pablo Juárez García se ha pretendido por todos los medios, que la
Educación, sin importar que resulte Pública o Privada, sea completamente
“Laica”.
El término
“laico”, que sólo se utiliza cuando alguien se remite a la Constitución,
significa, que:
No debe existir
ningún rasgo de religión en cualquier nivel educativo, desde la Primaria hasta
la Universidad, para que el alumno, escoja literalmente en la que se desee
creer.
Esta medida
siempre la había aplaudido Alberto Manríquez Blanquet, el cual tenía alrededor
de 20 años impartiendo clases a nivel preparatoria sobre todo en las materias
de Sociales.
Estaba convencido
que enseñándoles a los alumnos cualquier materia, quitándole posibles dogmas,
éstos saldrán lo mejor preparados, para enfrentarse a la vida diaria.
Pensaba que
sacando o no permitiendo entrar a a ninguna religión en los planes de estudio,
pronto la Educación en México, daría un “gran salto” en su calidad.
Lo que no sabía
era que existía algo mucho peor, disfrazado de Moral, valores y buenas
costumbres:
La hipocresía
social
De esta manera a
pesar de los inevitables inconvenientes que existen al tratar con estudiantes
jóvenes y a veces con sus padres, había sorteado todos ellos. Así se dio cuenta
que uno puede lidiar con un:
Cínico, sinvergüenza
y hasta hijo de la chingada
pero no, con un
hipócrita.
Porque es bien sabido que una persona hipócrita puede tener “dos o más caras”
Cuando está
contigo, hablar muy bien de ti y cuando te descuidas, decir “pestes”, sobre tu
persona. Simplemente porque son convenencieros y no tienen ética.
A principios de
septiembre de este año, le dejó a un grupo hacer una “lectura de comprensión”, para que después, los alumnos
contestaran una serie de 15 preguntas, relativas al texto.
Como los
estudiantes mexicanos, en su mayoría ya no comprenden lo que leen, casi todos
tuvieron mínimo dos respuestas equivocadas, aún tratándose se una lectura
sencilla.
15 días después,
el Lunes 19 de Septiembre, exactamente 26 años después del Terremoto que en
1985 destruyó buena parte de la Ciudad de México, la Directora lo llampo a su
oficina.
Sin preámbulos le
informó:
“Profesor vino un
padre de familia indignadísimo, pidiendo que lo corrieran, diciendo que la
lectura que le dejó al grupo donde estudia su hija, promueve la zoofilia. La
Dueña aceptó.
Sin creer lo que
oía, se despidió de la Directora, que estaba igual de sorprendida y hasta le
ofreció una disculpa, por no poder hacer nada al respecto y a abogar por su
continuidad.
Alberto Manríquez
Blanquet, les había dejado leer:
“Caperucita roja”.
La Casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
24/XI/2022
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