El que espera: Desespera
Oído en el IMSS
Esta historia paso
mucho antes de que La Pandemia del “Coronavirus” llegara a nuestras vidas con
su halo de muerte y desolación; dejando millones de muertos en el mundo y en
México entre 230 mil y 500 mil dependiendo las fuentes consultadas.
Por tal motivo
puede oírse o leerse un poco vieja, pero es un caso de la vida real que le sucedió
a un joven campesino y provinciano de esos que abundan en México.
Constitución Pablo López vivía en uno de los pueblos más olvidados del PRI, de Dios y de la Civilización, ubicado donde acaba el mapa de Puebla “De los Ángeles”.
De esta manera no
tuvo la oportunidad de estudiar ni siquiera la primaria, porque la escuela más
cercana se encontraba a tres horas de camino y se los tenía que “Echar a pie”.
De esta manera no
tuvo la oportunidad de estudiar ni siquiera la primaria, porque la escuela más
cercana se encontraba a tres horas de camino y se los tenía que “Echar a pie”.
Pasaron 20 años en su rutinaria vida en
relativa calma, siendo feliz en su pequeño mundo, el cual llegaba sólo a la
capital poblana, a la que “Bajaba”
máximo una vez al año.
Al cumplir los 21,
su papá como regalo le dio dinero para que se fuera una semana a la Ciudad de
México, como había oído hablar tanto de ella, quería conocerla.
Llegó a la
terminal de autobuses de la “Vía Tapo”, la semana del 15 al 21 de diciembre.
Desde el primer momento que se bajó del camión, quedó maravillado y enamorado
para siempre de la también conocida como Ciudad de Wendy González Salinas.
Visitó los lugares de “Cajón”
incluyendo el “Estadio Azteca y la “Basílica de Guadalupe”. El 15 después de ir
al Zócalo o “Plaza de la Constitución”, se encontró con una chica. Debido a su
inexperiencia en asuntos amorosos fue “Presa fácil” y terminaron en la cama de
un hotel.
Al otro día al
levantarse; ella le susurró al oído:
“Bienvenido al
mundo del Sida”
Aunque no sabía mucho de esa
enfermedad, estaba enterado que no tenía cura y era mortal. Por tal motivo
cuando regresó a su pueblo; se lo contó a su padre y éste, después de
insultarlo, lo mandó a Puebla a hacerse los análisis correspondientes.
La semana que
transcurrió entre los exámenes preliminares y la fecha que le entregarían los
resultados, fue la más larga y tensa de su anterior tranquila y pacífica vida.
Arribó a las 10 de la mañana a la
clínica del Seguro Social. Media hora más tarde escuchó:
“Señor
Constitución Pablo López presentarse en recepción”
Le entregaron un
sobre blanco y antes de abrirlo para enterarse de algo que le cambiaría la
existencia para siempre, se sentó en la sala de espera a reflexionar a su
manera sobre su futuro.
Pasaron dos horas
y él continuaba sentado, nervioso, jugueteando con el sobre todavía cerrado
entre sus manos. Cinco minutos después de tanta angustia:
Constitución Pablo
López
Se acordó que
tenía algo a su favor y existía alguna esperanza:
No sabía leer.
La
Casa de Las Lunas
22:00 -
23:00 p.m.
12/VI/2021
1 comentario:
Podemos definir este cuento, como un tipo de humor negro!!
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