Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 31 de mayo de 2020

MI NOVIO ARIEL (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Para Diana María Guadalupe Soto Ponce
En donde quiera que se encuentre

¿El Ariel?
Sí lo conozco es un detergente
Oído en Bellas Artes

El Ariel” y “El Óscar” tienen un parecido y una gran diferencia. La semejanza es que se trata de dos premios cinematográficos que se entregan en México y Estados Unidos.

La enorme diferencia es que mientras que todo el mundo del cine quisiera tener un “Óscar” en sus vitrinas; “El Ariel” se toma casi como una vacilada.

Diana y Ariel se conocieron y cuatro meses después ya eran novios. Ella estabas feliz porque decía:

“Por fin encontré a mi Príncipe Azul”
         
Formaban una de esas parejas llamadas disparejas: Diana era una muchacha de 23 años; de 1.65 de estatura y 50 kilos de peso. Su figura delgada y sus lentes; la hacían verse como abuelita.

Por otra parte Ariel era un joven de 22 años; estatura mediana; cuerpo robusto y piel morena. Su apariencia física era de unos 27 años.
         
Las opiniones de sus amigas se dividían con respecto a él: 

Para Olimpia Patricia: “Ariel es un mango. Oye Diana te sacaste la lotería”
         
En cambio Miriam Isabel decía: “¡Ah jijo!” “¡Aquí espantan!”
         
Gustavo Adolfo expresó: “No hay nada raro en esta relación; simplemente es un roto para un descosido”
         
En el primer año de noviazgo se pasearon por todo “El otrora DF”. Fueron a restaurantes, conciertos, parques, museos. Por supuesto siempre pagaba Ariel.

La que no estaba de acuerdo con este noviazgo era la hermana de Diana:         
Alba Minerva y no había día que no le dijera:
        
-Entiende Diana: Ariel no te conviene
          
-Lo que pasa es que me tienes envidia
         
 -No digas tonterías
        
-Pues no las digas tú

A partir de ese momento cada vez que Minerva veía a Ariel en su casa le hacía “Malas caras” o lo evitaba. Ariel se dio cuenta y preguntó:
         
-¿Qué le pasa a tu hermana?
          
-No le hagas caso. Está así por su trabajo
         
Poco a poco los presentimientos de Minerva se empezaron a cumplir.    Todo empezó cuando Diana le dijo a Ariel:
        
-Vamos a “Burger King”
         
-Está bien, pero ahora sí cada quien paga su cuenta

-¿No estás hablando en serio ¿Verdad?
         
-Totalmente. Has sido el chiste más caro de mi vida
          
-¿Me estás diciendo que no me vas a invitar?

 -Así es
          
-Por favor vete de mi casa y cuando estés en otro plan; puedes regresar
          
-No, si quieres verme; tienes mi cel
          
-Ahora resulta que la grosera soy yo
         
Ariel se fue dejándola “rumiando” su coraje
       
“Está loco si cree que le voy a rogar”
         
Minerva que había escuchado la conversación le indicó:
        
-Te lo dije: Todos los  hombres son iguales
        
-Tenías razón. Era muy bonito para ser verdad
         
Durante tres meses no tuvieron ningún contacto; hasta que Diana haciendo a un lado su orgullo, le habló por teléfono:

Nos vemos a las 12 en el metro Potrero   
          
-Ahí estaré
         
Salió de su casa. Abordó el pesero a la estación. Era la primera vez que este recorrido la ponía nerviosa. Llegó a la estación a las 11:40. Cuando tuvo enfrente a Ariel; le puntualizó:
         
-¿Has reconsiderado tu actitud?
         
 -Nunca he actuado mal
         
 -Si quieres regresar conmigo; me tienes que pedir perdón
         
 -No, la que tiene que pedir perdón eres tú

Al oír eso estuvo a punto de soltarle una cachetada, pero se contuvo 

Y:
          
Antes de irse:
         
Diana María Guadalupe Soto Ponce
         
Le dijo:

“¿Quién te crees Ariel? ¿Un Óscar?”
Sala de la Casa de Dacne
22:0023:00 p.m.
31/V/2020

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