El
cliente siempre tiene la razón
Oído en un Hospital psiquiátrico
Tal
vez hasta el 2010 el éxito económico y profesional de una persona; estaba en
que estudiara una carrera universitaria y entre más tradicional era mejor.
Así seguía habiendo muchos:
Médicos, abogados, arquitectos,
ingenieros, contadores…
pero
después La Modernidad lo cambió todo
Guadalupe
Hernández López, Doña Lupe, pa’ los cuates, estudió hasta tercero de primaria;
porque le tenía que ayudar a su papá albañil y a su mamá sirvienta, en los
gastos de la casa.
Al
ser la mayor de siete hermanos tuvo que cargar con la responsabilidad de su
manutención por lo que se olvidó para siempre de sus sueños de estudiar por lo
menos hasta la secundaria.
Pero
en el 2019 a los 50 años y siendo dueña de un puesto donde hacía y vendía:
Gorditas, quesadillas, tlacoyos, sopes,
tostadas y demás antojitos mexicanos
en la entrada de la vecindad donde vivía; con
lo aprendido hasta tercero de primaria; era más que suficiente
Una vecina al observar todo la “friega” que se llevaba diario le preguntó:
-¿No se cansa de trabajar tanto Señora
Guadalupe?
-A veces, pero hay que seguirle
-¿Por qué no le ayudan sus hijas?
Cada vez que le mencionaban a sus
“tesoros” las defendía a “Capa y espada”:
-Ellas tienen mucho trabajo en sus
escuelas
-Pero no les haría daño atender el puesto
de vez en cuando
Su tono de voz se endureció antes de
contestar:
-Mientras pueda hacerlo yo; no hay
ningún problema
Doña
Lupe no quería que sus seis hijos: Tres mujeres y tres hombres pasaran las
mismas penas que ella sufrió en su infancia. Así “buenamente” como ella decía;
los seis tendrían estudios.
Los
primeros cuatro estudiaron en instituciones del Gobierno, pero a los cuatro más
chicos, pudo meterlos en escuelas particulares de “medio pelo” gracias a su
puesto de comida.
Con
el mayor estaba a punto de cumplir un sueño que por primera vez se presentaba y
se cumpliría en su familia desde sus tatarabuelos: Un descendiente
profesionista.
Su
fama y sazón de cocinera le trajeron clientes de otras colonias; que iban a
comprobar si era cierto lo que tanto se decía de los antojitos de Doña Lupe.
También
de manera sorpresiva empezaron a llegar licenciados de traje y corbata; para
saborear sus delicias gastronómicas que se estaban volviendo legendarias.
El
sábado 27 de abril se estacionó una camioneta blindada de seguridad de esas que
recogen dinero de varias empresas y establecimientos que requieren sus
servicios para evitar asaltos.
Extrañados por la presencia de los
ocupantes del automóvil de “La Panaméricana” una señora de la vecindad le dijo:
-Cocina
tan rico que hasta estos sangrones vienen a consumir
Sin quitar la vista del aceite que
ponía en el sartén:
Guadalupe Hernández López “Doña Lupe”
Indicó:
-No vienen a comer…
Sino a recoger lo de la venta de la
semana.
McDonald´s
San Juan de Aragón
17:00
– 18:00 p.m.
27/IV/2019
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