Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 25 de noviembre de 2018

EL CRÍO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Para Alejandro Manuel

Nunca será lo mismo: María José que José María
Oído en el Registro Civil


Una tradición tanto mexicana como argentina es ponerle a las niñas, pero sobre todo a los niños, dos nombres al registrarlos y bautizarlos sin importar la religión de sus padres.

Aunque no hay reglas con respecto al orden de los nombres compuestos, siempre hay unos que van primero como:

Juan, Blanca, José, Alma…

Y el que hoy nos ocupa. 99 de cada 100 de los que fueron registrados con estos dos apelativos juntos; se llaman:

Manuel Alejandro

La excepción que confirmaba la regla y le había dado más de un “dolor de cabeza” a su dueño era:

Alejandro Manuel González Fernández

Con 12 años y a punto de entrar a primero de secundaria, desde muy chico se distinguió por un dominio sorprendente del público y una voz natural de locutor.

Por tal motivo más de una persona le había sugerido a su papá, inscribirlo en la escuela de actuación de Televisa, pero se negaba sistemáticamente, aduciendo que deseaba una niñez normal para su hijo.

Mientras éste, por lo menos tenía que corregir una vez al día a alguien que le decía:

-Manuel Alejandro

como era muy educado, indicaba:

-Alejandro Manuel, si me haces favor

Eran tantas sus cualidades que uno de sus parientes maternos, parafraseó a Joaquín Pardavé en “Los hijos de Don Venancio” y puntualizó:

“No cabe duda que el crío es un Fernández, que caray”

Porque además de su “Don de gentes” Alejandro Manuel era un excelente alumno y a pesar de su corta edad resultaba:

“Todo un caballero”

La fama del hijo del legendario Alejandro González y Muñoz llegó a oídos del cura de su colonia y lo invitó a leer pasajes de la Biblia en una de las misas dominicales.

Hicieron el trato con un mes de anticipación para el:

Domingo 25 de noviembre del 2018

Mientras ese momento llegaba, le tuvo que “corregir la plana” a  más de uno que, para no variar, le había cambiado el orden de sus nombres y eso lo empezaba a desesperar.

  A las seis de la tarde, ataviado de forma muy elegante y formal para la ocasión, estaba parado frente al altar. Cuando el cura dijo al presentarlo; dijo:

“El joven Manuel Alejandro leerá…”

No lo dejó terminar la frase y sin poderse contener por la “enésima equivocación:

González Fernández exclamó ante los silenciosos feligreses:

“¡Alejandro Manuel: Padre…

Con un demonio!”
Mcdonald´s San Juan de Aragón
16:00 - 17:00 p.m.
24/XI/2018