El
que se ríe se lleva
El
Elefante a la
Hiena
La sonrisa de Lala permanecía en su rostro por lo menos 360 días en el año y sólo se borraba, cuando alguien la llamaba por su nombre:
Eulalia
-¿En serio es tanto tu coraje?
-No creo que mi nombre sea para
alegrarse
-Sino para
alegrarse, sí para enorgullecerse: de las más de 50 millones de mexicanas que
somos, muy pocas lo tienen.
Un poco molesta por el rumbo que estaba
tomando la plática dijo:
-No me importa que sólo lo tengan tres,
a mí me fastidia
De esta manera a
Lala no le gustaba realizar ningún trámite legal; porque eran las únicas veces
que le decían Eulalia y poco faltaba golpear a la persona que lo mencionara.
-Si tanto te molesta tu nombre; porque no averiguas si existe la posibilidad de cambiarlo.
-No había pensado en eso, pero creo que
es una buena solución
Empezó a recorrer varios juzgados para
preguntar qué podía hacer al respecto y cuando parecía que tenía que “cargar
con su cruz” toda la vida, un juez se compadeció de ella.
-¡Por favor señor juez ayúdeme!
-Pero Eulalia es un nombre que
representa fuerza
-Será de mucha fuerza, pero no es nada
poético. ¿Ha leído o escuchado algún día, un poema dedicado a alguna Eulalia?
-Tiene razón
Le dio cinco formas que tenía que
llenar por triplicad; le pidió 10 copias
de su acta de nacimiento y la mandó a la caja a cubrir el importe del trámite.
Una hora más tarde regreso con el Juez
le señaló:
Como mayor de edad que es, está en
plenas facultades de hacer el cambio, pero sólo recuerde, que es un paso
trascendental, que se puede hacer sólo una vez en la vida y no hay marcha
atrás.
-Lo sé
-¿Cómo se quiere llamar de hoy en
adelante?
Lala guardó silencio unos cinco
segundos y dijo convencida:
-¡Jacinta!
Sala de mi casa
22:00
– 23:00 p.m.
28/IV/2018
1 comentario:
Jajajaja qué mujer no pues mejor hubiera dicho Ufemia como la canción no? Cuando recibas está carta sin razón Ufemia jajajajaja
Publicar un comentario