Para Monserrat González Díaz (1)
Que está enamorada de Cancún
Ojos que
no leen; cerebro
que no siente
Vicente
Fox
Es de todos
conocido que México es un país de “Analfabetas funcionales” que sólo saben: Leer,
escribir y hacer cuentas básicas, para sobrevivir, parafraseando al Abuelo
Geno:
“Día a día”
Encontrar a una
persona que leyera por lo menos cuatro libros o 400 páginas de literatura, al
mes es un verdadero milagro, que se da muy de vez en cuando.
Por tal motivo
cuando veían leer a Monserrat González Díaz la gente se sorprendía doblemente,
porque además era una lectora asidua, de esas que no existen.
Ella rebasaba y
por mucho el promedio de libros que lee un profesionista, medianamente
interesado en lo que pasaba en nuestro país y en el mundo.
De esta manera
Monserrat analizaba mínimo cuatro tomos al mes de diferente temática, Lo único
que le interesaba era que fueran de literatura:
Cuentos,
ensayos, novelas, biografías, autobiografías, poesía, etcétera.
Así una estampa
común para sus amigos y conocidos era verla caminar con soltura por la calle y
sobre todo con un libro en la mano, los cuales era obvio, sí leía.
La extensión del libro era lo de menos.
Para ella lo fundamental era el contenido, tampoco le importaba el tamaño de la
letra, porque hay algunos con una tipografía muy pequeña.
Un día de tantos
Monserrat decidió irse a vivir a Cancún, porque quería conocer y estar cerca
del Mar. Sus amigos la quisieron convencer, que no se fuera, pero no lo
lograron.
Le insistieron
que querían estar cerca de ella, para que acudiera a ellos cuando lo necesitara
a cualquier hora del día o de la noche, como hasta ahora. lo habían hecho.
El sábado 27 de enero del 2018, se bajó
del avión que la trajo desde la Ciudad de México. Hizo el papeleo
correspondiente; salió a la calle; abordo un taxi y le pidió a un sorprendido
chofer, que la llevara a la playa.
Llegó a su
destino; descendió del automóvil; se quitó las chanclas; sintió casi al mismo
tiempo la arena y la brisa y con la novela:
“1917 Traición y
revolución” de Juan Miguel Zunzunegui
Bajo el brazo,
se sentó a la orilla del mar: Lo abrió en la página que se había quedado la última
vez y siguió su lectura:
Monserrat
González Díaz era ciega.
(1).-
Nombre completo de Sherlyn Monserrat González Díaz
McDonald’s Plaza Eduardo Molina
17:00 - 18:00
27/I/2018
1 comentario:
Interesante, por eso tan culta Monse pero si es raro encontrar lectores hoy en día
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