Para Concepción Lombardo Gil de
Portearroyo de Miramón
Porque
sin su testimonio no se podría entender el:
Siglo XIX mexicano
Algún día
escribiré mis memorias
Alois Alzheimer
Las
autobiografías también conocidas como “Memorias”, tienen la misma cantidad de
adeptos que detractores, los cuales no le ven ninguna utilidad.
Tanto
así que indican, las personas que las escriben no dicen nada interesante, o lo
redactado en esas páginas tiene poco o nada de real o verdadero.
Aunque
también para los seguidores de este género literario, las memorias de alguien
importante, son fundamentales para conocer una época de una ciudad o país.
Genaro
Manríquez Salinas, mejor conocido como el Abuelo Geno nació el 17 de agosto de
1934 en Monterrey, Nuevo León, pero desde adolescente se vino con su familia a
vivir a la Ciudad de México.
Por tal motivo cada vez que le preguntaban:
-¿De dónde eres?
Geno
siempre respondía:
-Soy
puro chilango
Como
era un hombre inteligente, que le gustaba leer, escribir y todo lo relacionado
con la Ciudad de México, a la cual había rebautizado como:
“La
Ciudad de Dacne”
en
honor a su nieta consentida
Dafne Manríquez Bonilla
su
esposa, la Abuela Sara le preguntó:
-Geno
¿Por qué no escribes tus memorias?
No
le sorprendió la pregunta de Sara, porque después de 50 años de vivir con ella,
lo conocía a la perfección y sabía que tenía el mismo síndrome de Agustín de
Iturbide:
No
podía dejar de escribir.
Así,
como una respuesta indicó:
-Creo que exageras, viejita
Pero
a partir de ese momento le “empezó a dar vueltas” esa idea y se preguntó a si
mismo:
“¿Y
por qué no?”
El
sábado 3 de junio le puso el título:
“Cuando
se acabe la fiesta” Genaro Manríquez Salinas Memorias
Una
semana después, no había escrito nada más, porque:
El
Abuelo Geno:
Tenía
principios de Alzheimer.
Vips Montevideo
16:00 – 17:00 p.m.
3/VI/2017
1 comentario:
Vaya en ocasiones eso es cierto pero las memorias a veces terminan siendo solo eso memorias de un sentimiento y no se les toma el valor debido caballero
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