Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 4 de enero de 2015

SEGUNDOS (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Eso  era  la  vida
Sergio  Gustavo  Andrade  Sánchez 

A partir de los seis años a Horacio Fernández López su mamá le dijo que tenía que poner mucha atención a la hora de cruzar cualquier calle; sobre todo las que tuvieran más tráfico.

Con las tranquilas, como las de su colonia, bastaba con volver la vista tanto al lado izquierdo como al derecho, para verificar que no pasara ningún carro.

Con las de tránsito pesado y grandes avenidas, las instrucciones eran muy específicas:

“Sólo cruzas en las esquinas donde está el semáforo y te espera a que el hombre cambie de rojo a verde”

Con el paso del tiempo cuando Horacio empezó a salir solo a la calle; cruzaba las cuadras de las colonias populares, sin ningún problema, pero con las transitadas se llevó varios sustos.

Intrigada por eso su mamá le preguntó:

-¿Te cruzas por las esquinas?

-Sí

Preocupada por ignorar la razón de los “casi” atropellamientos de su hijo, volvió a cuestionar:

-¿Entonces?

Como Horacio Fernández López también desconocía la respuesta, contestó con un sincero:

-No sé

De esta manera seguía la vida y continuaba salvándose de milagro de ser atropellado por un automóvil, con todas las consecuencias que el accidente pudiera tener.

Su mamá le empezó a atribuir  ese problema a tres factores:

El Destino, la mala suerte o los cafres

que manejan “a lo largo y ancho” de la Ciudad de México

Como no lo podía acompañar a todos lados, su único recurso era darle la bendición, para  que regresara todos los días:

“Con bien a casa”

El sábado 3 de enero del 2014, sucedió lo que tenía que pasar y que inexplicablemente, durante sus 20 años de vida, no había ocurrido hasta el día de hoy:

Un automóvil lo atropelló matándolo de inmediato. La culpa fue de él porque se cruzó de forma intempestiva un semáforo; cuando:

“El hombre estaba en rojo”

Fue hasta que le hicieron la autopsia que por fin se pudo resolver el misterio que lo persiguió en vida; llevándolo a la muerte:

Horacio Fernández López:

Era daltónico.

El Portón Plaza Eduardo Molina
15:00  -  16:00 p.m.
3/I/2015

2 comentarios:

martukish dijo...

Qué lamentable y pobres de ustedes que sufren más de este mal que nosotras las mujeres, habrá que implementar un examen (a los que ya existen) para determinar si un niño es daltónico, porque en algunas circunstancias no se enteran hasta que están muy grandes o cuando su vida (como en tu cuento) termina demasiado joven, un cuento más reflexivo, pero me agrada, me agrada!

Unknown dijo...

uy que mala onda, daltónico pero como no se percataron de ese detalle debio de ser una persona muy segura de si misma excelente Cuento, caballero en el mundo que vivimos somos un corre y corre lamentablemente esto suceda muchas veces convirtiéndose tu relato en una anécdota mas