Para
Dacne
Y
nuestras caminatas por el Centro 
 
“La
felicidad soy yo”
Carlos
III Rey de Inglaterra
Sobre la felicidad
se han escrito infinidad de libros, hipótesis, teorías y hasta tesis doctorales
que dicen tajantes:
“¡La felicidad no
existe!”
         
También están los que aseguran que:
         
“La felicidad es un estado de ánimo”
         
“La felicidad es pasajera”
         
En lo que casi todos coinciden es que:
         
“La felicidad no es permanente”
         
Y:
“Nadie se da
cuenta cuando es feliz”
         
Yo nunca estuve de acuerdo con todos
estos dichos, frases y máximas porque durante 11 años caminé y anduve con ella
por muchas partes de la Ciudad de México; en especial por el centro, las calles
de Madero y la Plaza de la Constitución o Zócalo.
         
Caminar a su lado era hacerlo con una
niña que fue creciendo de los tres a los 14 años y que era la simpatía, la
sencillez y la vida misma en persona y sin complicaciones.
         
También esa niña se convertía en una
anciana de 100 años; cuando le daba unas
monedas a los organilleros de las calles de Madero; que todo lo sabía y parecía
que había estado en el:
         
“Grito de Independencia”
de 1810 cuando la
gente se juntó en la “Plancha” del Zócalo para escuchar a su adorado: Porfirio
Díaz 
Éramos sobrina y
tío y nos llevábamos mejor que nadie en este mundo porque durante estos once
años; nunca estuvo de mal humor; jamás se enojó y siempre aceptó ir a los
diferentes Vips a desayunar o a comer sin poner reparos; “hacer caras” ni berrinches
de ninguna especie.
Hoy por supuesto que seguimos siendo sobrina y tío y ahora a sus 27 años; trece después
de nuestra última caminata por el Centro de la Ciudad de México; sigue sin
enojarse conmigo y siempre que nos vemos me saluda y recibe de buen humor y con
una sonrisa.
 Lo del pasado lo recuerdo a la perfección y
detalladamente porque:
         
Dacne y yo:
  
Éramos felices y lo sabíamos.          
 
La
Casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
10/IX/2022