¡Por mi madre bohemios!
Oído en un Orfanatorio
Es un hecho que el
día más importante en la vida de los mexicanos es el llamado “Día de las
Madres”; porque sobre todo para los hombres; la figura materna es sagrada el
hecho de mencionarle la madre a otro de manera despectiva; normalmente es
motivo de pelea.
Entonces casa 10
de mayo, sin importar el día de la semana que cayera; había gran movilización
en toda la República; sobre todo n la Ciudad de México; en donde muchos
negocios se abarrotan.
Pero no para todos era un día
“sagrado”, porque para Manuel García Morales este día no significaba nada y es
más; se podía decir que hasta lo odiaba y cada vez que se acercaba la fecha;
hasta se ponía de mal humor.
Todavía hasta sexto de primaria le
gustaba celebrarlo y era feliz como todos los niños; haciendo los pequeños
recuerdos que les hacían realizar en la escuela para esa ocasión.
El último regaló que le regaló a su
mamá que él mismo hizo con sus propias manos; fue una pequeña caja hecha con
diferentes materiales para que en ella; su progenitora pudiera guardar pequeñas
joyas o monedas.
Cuando entró a
primero de secundaria y todavía había talleres de manualidades; los cuales el
alumno podía escoger según su gusto o habilidades; Manuel escogió el de
carpintería para hacerle a su mamá:
“El regalo más bonito del mundo”
Así empezó el año escolar de 1999 en la
Escuela Secundaria “Maestra María Lilly del Carmen Téllez García” y como todos
los años empezó los primeros días de septiembre.
Desde marzo el profesor encargado del
“Taller de Carpintería” les dijo que empezaran a pensar en el regalo que le
iban a hacer a sus mamás en el taller con sus propias manos.
Estaba muy emocionado con la idea;
cuando el primero de abril del 2000 cuando estaba a punto de cumplir 13 años;
se enteró de la peor noticia de su vida; que lo dejó marcado para siempre y:
Odiando el “Día de la Madre”
Mario García
Morales se enteró que:
Era hijo de una amiga de su mamá y que:
¡No tenía madre!
La
Casa de Las Lunas
20:00
– 22:00 p.m.
7/V/202022
1 comentario:
Ah, qué poca madre!
😂😂😂
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