Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

domingo, 11 de abril de 2021

EL DIVORCIO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Yo no me caso compadre querido

Enrique VIII 

Se supone que todos los: 


Estados, municipios, ciudades y pueblos que están dentro de la República Mexicana, deben obedecer a la Constitución y no pueden actuar o dictar leyes que la contradigan.


Sin embargo, hay comunidades sobre todo en:


Chiapas, Oaxaca, Puebla y Guerrero


que no la obedecen y se rigen con los llamados:


Usos y costumbres 


y  por lo general son muy machistas


Un pueblo que se regía de esta manera era “Los Hernández de arriba” ubicado en la sierra de Guerrero y en el cual desde tiempos inmemoriales habían gobernado los hombres.


Por tal motivo todas leyes estaban dictadas a favor de los hombres y se podría decir que en contra de las mujeres, que se encontraban totalmente indefensas legalmente.


Una de esas absurdas costumbres era que no existía el divorcio y una mujer, obviamente casada, no se podía divorciar de su esposo y éste no se lo concedía.


No importaba si él tuviera otra familia, tampoco si el hombre hubiera dejado o abandonado el hogar conyugal desde hacía mucho tiempo y nunca volviera.


Aun así en 1988, Enriqueta Velázquez Jiménez a sus 30 años se presentó ante un juez familiar y le dijo:


-Quiero divorciarme de mi esposo


Por más que le dijo que su marido sólo había vivido con ella dos años y  llevaba tres años desaparecido; el juez le indicó


-Si él no se lo concede; es imposible 


A principios del 2018 por fin el tanto el Gobierno Federal como el Estatal se acordaron de “Los Hernández de arriba” e indicaron que “Los usos y costumbres” no podían estar por encima de la Constitución.


Feliz con esa noticia y 30 años después que lo pidió por primera vez; le dijo a un juez:


-Quiero a divorciarme de mi esposo


No importaba si él tuviera otra familia, tampoco si el hombre hubiera dejado o abandonado el hogar conyugal desde hacía mucho tiempo y nunca volviera.

         

Le preguntaron el nombre de su marido y después de cinco minutos le dijeron:


-No puede hacerlo


Sin creer lo que escuchaba:



Enriqueta Velázquez Jiménez


Únicamente alcanzó a balbucir:


-¿Por qué?


Con tranquilidad el juez le contestó:


-Porque su esposo está muerto.

La Casa de las Lunas

22:0023:00 p.m.

10/IV/2021

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