Algún día le ganaré el paso al tren
Memorias de un microbusero
Algo sucede en
la mente de los automovilistas (el 99.99% hombres) que al estar cerca de las
vías del tren y escuchar el silbato de que está por pasar; le quieren ganar el
paso y aceleran.
Hasta ahora
nadie ha podido lograrlo. Es más ni el mismísimo David Silva en “¡Esquina
bajan!” (Alejandro Galindo Amezcua 1948) en su papel del chofer de autobús;
Gregorio del Paso.
Ernesto Mendoza Hernández desde chico
tuvo problemas económicos, los cuales propiciaron que dejara de estudiar y
terminara con muchos trabajos la primaria.
La pobreza de la familia hizo que
abandonara los estudios y tuviera la necesidad de aportar dinero para el
mantenimiento de la misma que era numerosa.
En total la
conformaban 10 integrantes (Sus padres y siete hermanos) de edades muy diferentes,
pero con la misma estrechez económica que él, que era el mayor.
Así desde los 12 años desempeñó
varios oficios, permitidos y no por la
Ley del trabajo infantil; las cuales le generaban mucho o poco dinero;
dependiendo del lugar.
Hasta que a los
18 años encontró un trabajo estable; contratándose como chofer de una de las
tantas líneas de microbuses que abundan el Estado México.
Ernesto era un conductor atípico: Bien
vestido; amable con los pasajeros; escuchaba la música a un volumen normal,
pero sobre era muy respetuoso para conducir.
En el 2020 a los 21 le ofrecieron más dinero para manejar en otra
línea; aunque no estaban las unidades en tan buenas condiciones; aceptó porque
ya se había casado y era padre de una niña.
Continuaba
siendo un chofer serio; sin embargo, empezó a tener varios incidentes de
tránsito, debido a las fallas mecánicas de las unidades que manejaba.
Hizo los reportes correspondientes,
pero al ver que eran completamente ignorados;
decidió no quedarse más y adecuarse a sus condiciones actuales de
trabajo.
Un día a
mediados de octubre del 2020; se levantó con una hiperactividad bastante rara y
completamente inusual para su tranquila personalidad.
Su ruta iba del Municipio de Cuautitlán
de Romero Rubio en el Estado de México a la estacan del Metro Politécnico del
Distrito Federal el cual había cubierto
infinidad de veces.
De pronto al
acercarse a las vías del tren y oír el
silbato del de la maquina anunciando su paso, un torrente de adrenalina se
apoderó de todo su cuerpo y aceleró para ganarle la carrera.
El motor y el microbús se detuvieron a
la mitad de las vías y cuando rezaba resignado el choque con todas sus
consecuencias:
Ernesto Mendoza
Hernández:
Se despertó sudando.
La Casa de Las Lunas
22:00
– 23:00 p.m.
17/X/2020
No hay comentarios.:
Publicar un comentario