Yo no me caso compadre querido
Enrique
VIII
Se supone que
todos los:
Estados, municipios, ciudades y pueblos
que están dentro de la República Mexicana, deben obedecer a la Constitución y
no pueden actuar o dictar leyes que la contradigan.
Sin embargo hay comunidades sobre todo
en:
Chiapas, Oaxaca, Puebla y Guerrero
que no la
obedecen y se rigen con los llamados:
Usos y costumbres
y por lo general son muy machistas
Un pueblo que se regía de esta manera
era “Los Hernández de arriba” ubicado en la sierra de Guerrero y en el cual
desde tiempos inmemoriales habían gobernado los hombres.
Por tal motivo todas leyes estaban
dictadas a favor de los hombres y se podría decir que en contra de las mujeres,
que se encontraban totalmente indefensas legalmente.
Una de esas absurdas costumbres era que
no existía el divorcio y una mujer, obviamente casada, no se podía divorciar de
su esposo y éste no se lo concedía.
No importaba si él tuviera otra
familia, tampoco si el hombre hubiera dejado o abandonado el hogar conyugal
desde hacía mucho tiempo y nunca
volviera.
Aun así en 1988, Enriqueta Velázquez Jiménez a sus 30 años se
presentó ante un juez familiar y le dijo:
-Quiero divorciarme de mi esposo
Por más que le dijo que su marido sólo
había vivido con ella dos años y llevaba
tres años desaparecido; el juez le dijo:
-Si él no se lo concede; es imposible
A principios del 2018 por fin el tanto
el Gobierno Federal como el Estatal se acordaron de “Los Hernández de arriba” e
indicaron que “Los usos y costumbres” no podían estar por encima de la
Constitución.
Feliz con esa
noticia y 30 años después que lo pidió por primera vez; le dijo a un juez:
-Quiero a divorciarme de mi esposo
Le preguntaron el nombre de su marido y
después de cinco minutos le dijeron:
-No puede
hacerlo
Sin creer lo que
escuchaba:
Enriqueta Velázquez Jiménez
Únicamente alcanzó a balbucir:
-¿Por qué?
Con tranquilidad el juez le contestó:
-Porque su esposo está muerto.
(1).-
Título de una divertidísima película española de 1975
Sala de mi casa
22:00 – 23:00
p.m.
11/II/2018
1 comentario:
No pues no se puede
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