Para Germaín de la Fuente Moreira
El Maese chileno
de “Los Ángeles Negros”
Al final
el rey y
el peón son
iguales en el
fondo del tablero
Oído al pasar
La relación
entre Maribel Suárez Domínguez y Ernesto Cardenal Gómez fue diferente, desde la
primera vez que se conocieron, porque se enamoraron a “primera vista”
No les importó
la advertencia de amigos y familiares, que empezar una relación de esa manera,
resultaría peor o por lo menos igual de mal que “enamorarse” por Internet.
Nunca quisieron
escuchar que una pareja antes de hacer vida en común, deben conocerse por lo
menos seis meses y en ese lapso ser amigos, para no convivir con un extraño.
Así estaban los
dos formando un matrimonio bastante singular, porque se conocieron hacía menos
de un mes y ya realizaban vida de marido y mujer con “Todas las de la Ley”
Pero pasó muy
poco tiempo para que se hiciera realidad lo que les pronosticaron. Parecían dos
desconocidos o a lo más un par de hermanos;
habitando la misma casa.
Simplemente no
cumplieron con el ritual que aconseja tanto a hombres como a mujeres, ver a su
pareja con la “cara lavada”, antes de irse a vivir “Bajo el mismo techo”
De esta manera
la pasión les duró muy poco, terminándoseles a los dos años, después de esto,
faltaba absolutamente todo en esa relación, incluyendo por supuesto el amor.
Así a pesar que
nunca hubo violencia física ni sicológica la relación se enfrió a los límites
que sólo se hablaban lo mínimo indispensable para sobrellevar su convivencia.
El sentimiento
que empezó a distinguir su relación fue la total indiferencia sobre todo de
parte de ella; porque Ernesto todavía la seguía amando, aunque le costaba
trabajo expresarlo.
20 años más
tarde, ni uno de los dos sabía a “Ciencia cierta”, ´por la cual seguían juntos,
tal vez la costumbre les había ganado la partida y ya todo les daba igual.
Era una pareja
relativamente joven, pero esa yo no importaba porque su relación envejeció; sin
que ninguno de los dos quisiera remediarlo o hacer el mínimo esfuerzo por salvarla.
Cuando
cumplieron su aniversario número 30, él decidió tratar de componer las cosas,
aunque sabía de ante mano sabía que era demasiado tarde para volver a empezar.
De cualquier forma se dirigió a su esposa y le
dijo:
“Sólo te pido
una cosa ódiame, pero no me trates de manera indiferente”
Un minuto después:
Ernesto Cardenal
Gómez
Depositó un ramo
de flores…
En la tumba de Maribel.
Sala de mi casa
22:00
– 23:00 p.m.
9/XII/2017
1 comentario:
Bueno demasiado tarde para decirlo
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