Este blog fue creado pensando en Dacne y está dedicado a Wendy González Salinas

sábado, 24 de agosto de 2013

EL MAESTRO (CUENTO) Por Carlos Bernal Romero

Échele  más  agua  al  yeso,  maistro
Oído  en  una  escuela  de  Oaxaca

Muchos piensan que realmente los que se dicen “Maestros”, realizan sus:

Plantones, paros, movilizaciones, marchas…

porque realmente están preocupados por la educación en México y para que los niños reciban los conocimientos adecuados, para que sean mejores personas.

Sin saber que nada más buscan no perder sus “Pequeños privilegios” de:

Vivir del erario; trabajar lo menos posible; tener la plaza de por vida y cuando se jubilen, heredársela al familiar que les dé la gana, sin que nadie se los impida.

Por tal motivo cuando Rubén López Hernández tenía 10 años, sus padres: Pedro López  y Susana Hernández, a pesar de su condición le dijeron:

No te preocupes por tu futuro hijo, lo tienes asegurado”

Ambos eran profesores de la “Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación” (CNTE) en Oaxaca, aunque por lo menos 100 de los 200 días hábiles que dura el año escolar, se la pasaban protestando en la Ciudad de México.

Rubencito como Dios y la SEP le dieron a entender, terminó la primaria y la secundaria en dos escuelas públicas ubicadas en la “Capital mundial de la Guelaguetza”

Como le costaba cada vez más trabajo, lo apuntaron en una preparatoria más “Patito” que la imagen que siempre ha representado a los refrescos “Pascual”.

El plan era que estudiara uno o dos años de bachillerato, hasta que su papá se jubilara, después sabrían qué hacer con el futuro de su único y amado hijo.

 Le dijeron que con ir diario a la escuela, tenía asegurado un siete de calificación general, sin preocuparse por hacer tareas o por participar en clases.

A finales de agosto del 2013, por fin llegó la tan ansiada jubilación de Pedro López y el final de los sufrimientos escolares y académicos de Rubencito.

El sábado 24 de agosto Pedro y Susana se sentaron en la mesa del comedor con su hijo y Pedro le dijo:

“Hijo, te heredo mi plaza. A partir de hoy eres maestro de la CNTE. ¡Felicidades!”

Al oír eso, esbozó una apenas perceptible sonrisa, porque no comprendió nada de lo que dijo su padre, porque:

Rubén López Hernández

Era autista.

Vips Niza
15:38  -  16:17 p.m.
24/VIII/

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